Cuando el escalofrío comienza, la madrastra invita a su hijo a compartir su calor. Mientras se acurrucan en la cama, el amplio trasero de la madraStra se convierte en un foco tentador de deseo. El encuentro íntimo enciende una chispa de lujuria, lo que lleva a un acuerdo tácito de una exploración prohibida.